no, ningún dolor
que queme
ni soga que presione
el cogote
o detenga el paso de la sangre
sobre la cálida
llanura
ni laurel ni corona
soportando un victorioso
mártir
ni héroe o alguacil
que monte el caballo
que entrará triunfante
en la ciudad caída
sólo cenizas
alambres oxidados
huesos en erosión
quizás también
frutas podridas.
viernes, 13 de noviembre de 2009
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