conmiserándose entre las vulvas
afrodisiacos instantes llenos de ardor
deben existir los calmantes y las pastillas contra el agobio
contra la depresión y la hélida caminata diurna
deben también los faroles del consevatorio
tocar una oda que reduzca al mínimo los gimoteos
de las mujeres de quince años que han sido
desvirgadas por meticuloso violador
deben tocar varias puertas los niños
del ejercito de salvación
para ser premiados con una moneda que traiga
por encargo de los jueces la consigna de
asesinar pistola en cacha
a los mendigos y destechados
deberían saber que si hay hormigas obreras
también hay hombres que mueren en la mierda
trastornados por qué sé yo cuántos programas contra el desempleo
quién quiere trabajar
acaso los pobretones dueños de la finca
y los efímeros travestis que ahuyan con deseo
deben ser asistidos en el pecho
con un navajazo lleno de herrumbre
los debedores y su sevidumbre
así callados
asi enterrados.